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martes, 19 de enero de 2016

NORMAS Y LÍMITES. ACLARACIONES, CONSEJOS Y MATERIAL.

Los límites son reglas que se fijan para ayudar a los niños a comportarse dado que, gracias a ellos, hacemos posible que tengan un referente que les permita distinguir lo que está bien y lo que está mal. 
Así, el aprender a cumplir y asumir límites en el seno familiar, supone una base para el comportamiento y la aceptación de las normas sociales. 

Cuando establecemos un LÍMITE le estamos diciendo al niño/a hasta dónde puede llegar y hasta dónde no puede llegar, lo que puede hacer y lo que no puede hacer. 
Las NORMAS representan la forma en la que se traducen los límites en la práctica. De tal manera que cada familia establece las suyas propias, marcando la organización de la convivencia en el entorno familiar. 


Sabemos que los límites y las normas son necesarias y que la ausencia de límites trae consigo una serie de consecuencias.

Habitualmente los problemas de conducta, suelen derivar, entre otras cosas, de entornos familiares en los que hay carencia o exceso de límites, y donde la comunicación afectiva es inadecuada o inexistente. La manera de educar, entablar relaciones y resolver conflictos familiares establece lo que en psicología educativa se conoce como Estilos Educativos que se concretan en pensamientos y conductas parentales respecto a los hijos. La mayoría de las familias no poseen un estilo educativo puro, en muchos casos los estilos educativos se basan en características mezcladas de cada uno de los cuatro estilos fundamentales. 






No siempre resulta fácil manejar el establecimiento de esos límites, así como las consecuencias de su cumplimiento o incumplimiento. 
Algo muy importante que hay que tener presente es que los LÍMITES NO SON UN CASTIGO, LOS LÍMITES IMPLICAN CONTENCIÓN

Para que sea más fácil tenemos que tener en cuenta cómo han de ser:



A esto se me ha olvidado añadir que los límites han de estar previamente consensuados entre los progenitores, dado que la falta de acuerdo, las discrepancias y la falta de sintonía no va a facilitar las cosas y será algo de lo que el niño se puede aprovechar, y más si se producen delante de él.  Por otro lado, han de ser inamovibles, no vale hoy lo aplico y mañana lo cambio, pero al mismo tiempo, han de ser revisables en el tiempo a medida que los niños crecen. 

¿Y cómo ha de ser una orden?
  • Hablar con serenidad, sin gritar y con tono amable 
  • Nos pondremos a su altura para mirarle a los ojos. 
  • Decirle de forma concreta y clara qué queremos que haga. 
  • Proyectando firmeza en nuestros gestos y voz.
¿Qué condiciones son necesarias para una buena aceptación de las normas?
  • Buen clima familiar de afecto y cariño.
  • Los padres deben estar convencidos de lo que piden.
  • Normas claras y necesarias.
  • Coherencia.
  • Mantenerse firmes.
  • Flexibilidad, en ciertos momentos. 
Como decíamos antes, tanto el cumplimiento, como el incumplimiento de los límites tiene que acarrear unas consecuencias. ¿Y cómo fijar dichas consecuencias?


Una vez explicadas las diferencias entre los castigos y los refuerzos, así como sus pros y su contras, no quiero dejar pasar la oportunidad de aconsejar que, independientemente de si finalmente decidimos reforzar o castigar, debemos evitar castigar al niño quitándole cosas que tienen que ver con su salud. Digo esto porque hay padres que dejan al niño/a sin cenar o sin comer por no haberse "portado bien". Creo que la alimentación y el descanso son hábitos sagrados y son elementos que bajo ningún concepto deben usarse como objeto de castigo existiendo alternativas y han de estar fuera de toda negociación. Castigar o premiar con comida puede hacer que el niño haga asociaciones perniciosas con la alimentación. La comida sirve para nutrir, y si la cargamos con emociones negativas, pierde su principal función, deja de ser natural y puede generar angustia en el niño.

Otra estrategia a seguir en el caso de que los niños muestren conductas inadecuadas puede ser la extinción, que implica ignorar la conducta. Se pueden utilizar sobre todo cuando la conducta negativa del niño tiene como objetivo llamar la atención del adulto. Tales conductas pueden ser, hacer el tonto, gritar, tener rabietas, interrumpir, suplicar, llorar (rabieta), decir palabras malsonantes, insultos....Todas ellas, si son ignoradas de forma deliberada, sistemática y constante, dejarán de ser usadas por el niño/a, porque no tendrá motivos para seguir comportándose así. Avisaremos al niño que ante dichas conductas no le haremos caso, por ejemplo "a partir de ahora no te voy a hacer caso cuando me pidas las cosas gritando" y cumpliremos nuestra "amenaza".
Ignorar la conducta requiere por parte del adulto paciencia, tiempo y fuerza de voluntad, porque no es fácil ignorar algo que nos es molesto. Teniendo en cuenta que todos los miembros de la familia han de estar de acuerdo de cuáles serán las conductas que se van a ignorar y que debemos ofrecer al niño/a conductas alternativas, elogiándolo cuando las emplee. 

Ya, pero....¿qué hago si mi hijo/a tiene una rabieta?

Muchas veces las rabietas se podrían evitar si tenemos en cuenta:
  • Antes de intentar cambiar los comportamientos de los niños, debemos observar si hay algo del entorno que debamos cambiar. 
  • Ayudar al niño a anticipar, avisándole de lo que va a ocurrir. Por ejemplo "vamos a ir a ver a los primos, pero no te vas a quedar a dormir con ellos". 
  • Hay ciertos comportamientos que, aunque resulten molestos, son propios de la edad, y por tanto, debemos permitirlo y respetarlos sin ser demasiado estrictos. Por ejemplo, si un niño/a de 18 meses tira un juguete al suelo de forma repetitiva, y aunque se lo alcancemos y se lo demos, lo vuelve a tirar. Si lo que tira o golpea es peligroso porque puede lastimarse, le ofreceremos otro objeto alternativo para que siga experimentando sin posibilidad de hacerse daño.
  • Crear rutinas que impliquen orden y regularidad. 
  • Ser un buen ejemplo. 
  • Has de saber que es normal sentirte inseguro ante la rabieta de tu hijo/a, pero...
  • Si el "no" es justo, no debemos sentirnos culpables por decirles "no". El "no" ayuda al niño/a a madurar y a crecer. 
  • Si no experimenta al "no" le costará mucho hacer frente a las situaciones adversas, no pudiendo gestionarlas de forma adecuada. No entenderá por qué no puede lograr todo lo que desea. A tolerar las frustraciones se aprende desde pequeño. De nada servirá complacer en todo al niño si el mundo entero no está dispuesto a hacer lo mismo.
  • Decir "no" a todo, implica reprimir la iniciativa del niño/a.
  • Los limites no han de estar supeditados al estado emocional de los padres. 
  • Dejar claro que en casa la autoridad corresponde a los padres. 
  • La función de los padres es educar, no ser amigo de los hijos/as, ni tampoco mantener un pulso con ellos.  
Aquí os pongo un póster que da algunas claves de cómo gestionar las rabietas, elaborada por "Escuela de Superpadres".


LIMITES SEGÚN LA EDAD:





LA IMPORTANCIA DE LOS HÁBITOS DE AUTONOMÍA Y DE CREAR RUTINAS Y HORARIOS:


Las rutinas y los horarios representan la forma en la que organizamos nuestro día a día. Por tanto, son patrones repetidos que realizamos en nuestra vida diaria y en función de nuestras circunstancias.

Los niños necesitan seguir unas rutinas y unos horarios fijos. De esta manera se sentirán seguros, de tal forma que pueden controlar lo que les rodea, al poder anticipar lo que va a ocurrir en cada momento, y por tanto prepararse para ello. Dado que con unas rutinas y horarios estables aprenderán secuencias, de tal manera que unas cosas vienen después de otras (levantarse-desayunar, vestirse- ir al colegio....). Les permitirán enfrentarse de forma organizada y con autonomía a las exigencias del entorno.  Aprenderán que cada cosa tiene su momento, entendiendo que, por ejemplo, no es necesario levantarse de la mesa cuando está comiendo porque después de comer tendrá un ratito para jugar, o que antes de irse a bañar tiene que recoger sus juguetes. Así, los niños aprenden cuáles son "sus tareas" y lo que se espera de ellos. 

No debemos olvidar que para que los niños interioricen hábitos y rutinas, será de gran ayuda si:
  • Empezamos lo antes posible, dado que la probabilidad de éxito en su implementación es mayor si le enseñamos pronto. No debemos pensar que es mejor esperar a que sea mayor "porque entiende más", pues para entonces ya habrá adquirido algunos malos hábitos difíciles de cambiar. 
  • Los adultos son un buen ejemplo: no podemos pretender que ordenen su habitación si los adultos tienen sus cosas manga por hombro. 
  • Somos constantes en el cumplimiento de los horarios establecidos. A ver, que nadie se vaya a los extremos. No se trata de hacer las cosas al estilo de un cuartel militar. No nos agobiaremos si nos pasamos 10-15 minutos de la hora. Se trata de que las cosas se hagan todos los días "alrededor de" tal hora. 
  • Los hábitos y rutinas son un aprendizaje más, y por lo tanto, no se aprenden de forma inmediata. Se aprenden practicando. Por ello debemos ser pacientes y no desesperarnos si al principio no lo hace perfectamente. Debemos evitar comentarios como "no sé qué voy a hacer contigo", "todos los días es lo mismo". Puesto que con esta actitud convertiremos el establecimiento de las rutinas en algo aversivo y desagradable, que llevarán al niño a negarse a repetirlo. 
  • Somos flexibles. Contaremos con la existencia de circunstancias "especiales" (días especiales, celebraciones, viajes....) que harán más difícil que se cumplan las rutinas diarias. Explicaremos al niño por qué no estamos llevando a cabo las rutinas como lo hacemos siempre para que lo entienda.
  • Como con el tema de los límites, el cumplimiento de las rutinas no deben depender del estado del adulto. Si solemos acompañarle a la cama en torno a las nueve y hoy estamos muy cansados porque hemos tenido un día muy duro, no debemos acostarlos una hora antes, ni dejarlos que se acuesten cuando quieran porque hoy nos apetece jugar con ellos. Si hacemos esto, les estamos enseñando que los horarios se pueden cambiar porque si, y ellos nos exigirán a nosotros lo mismo. Es preferible que los horarios se consensúen entre todos y sean respetados por todos. 
  • Cuando queramos introducir un nuevo hábito explicamos tranquilamente qué queremos que haga a partir de ese momento, respondiendo a sus dudas y quejas. 
  • Reforzamos cuando hagan bien las cosas. 
A la hora de establecer rutinas es importante que sepas que algunas son innegociables, y estas se refieren a: 
  • Higiene: algunos ejemplos pueden ser, un baño antes de ir al colegio, o antes de cenar...., cepillarse los dientes después de cada comida, peinarse antes de salir de casa, ir al baño cada vez que lo necesiten.....
  • Alimentación: es importante que los niños no se salten ninguna de las comidas del día (desayuno, comida, merienda y cena), estableciendo horarios fijos para ello. De igual forma procuraremos comer todos lo mismo, no cada uno lo que le apetece. También fijaremos cuánto tiempo va a durar el momento de comer/cenar para no prolongarlo en exceso. 
  • Sueño: para descansar debidamente, los niños deben dormir un mínimo de 8 horas, acostándoles siempre a la misma hora y en el mismo lugar.
  • Estudio: estudiar o hacer los deberes todos los días y a la misma hora, planificando un tiempo diario para ello, y siempre en el mismo lugar, lugar que ha de ser tranquilo y sin elementos distractores. 
Por contra existen otras actividades, cuya secuencia, tiempo y frecuencia, pueden ser negociables, tales como el tiempo de juego, el tiempo para estar con los amigos, los momentos de descanso, tiempo para las aficiones....

Autonomía personal y autorregulación del comportamiento:

Entendiendo por autorregulación, la capacidad de inhibir respuestas no apropiadas para un momento determinado, el desarrollo de la autonomía personal es un objetivo prioritario en la educación de un niño. 
Un niño autónomo es aquel que es capaz de autorregular su conducta y realizar por sí mismo aquellas tareas y actividades propias de los niños de su edad y de su entorno socio cultural. Es un proceso de construcción personal que incluye las interacciones que se tienen con el medio, su descubrimiento, el control motor y el desarrollo socio-emocional. 

Un niño poco autónomo es un niño dependiente, que requiere ayuda continua, con poca iniciativa, de alguna manera sobre protegido.

Los niños con pocos hábitos de autonomía, generalmente presentan problemas de aprendizaje y de relación con los demás. De ahí la importancia de su desarrollo: normalmente cuando progresan en este aspecto, también lo hacen en su aprendizaje y relación con los demás

Como norma general todo aquello que el niño pueda hacer solo, siempre que no entrañe peligro, debe hacerlo él mismo. También es válido como criterio enseñar aquellos hábitos que tienen adquiridos la mayoría de niños de una edad. Estos pueden ser los relativos a la higiene y el autocuidado, el aseo, el vestido, la alimentación, el sueño, la vida en sociedad, los estudios....

Y ¿cómo aprenden los niños a ser autónomos y a autorregularse?, pues a través de un apego seguro, de las rutinas, de la iniciativa, asumiendo responsabilidades y tomando decisiones acordes a su edad, evitando la sobreprotección, permitiéndoles aprender de sus errores y a través del establecimiento de unos límites y unas normas tal y como hemos explicado en esta entrada, implicando a los niños en ellas

Conclusión personal: 

Ser padre/madre es muy difícil, pero si somos capaces de tomar decisiones basadas en el equilibrio y el sentido común será más fácil. 

No quiero terminar sin dejar una cosa clara:

Esta entrada no pretende decir a las familias cuál es el estilo de educación parental más adecuado. ni pretende decir a nadie cómo debe educar a sus hijos, ni mucho menos juzgar.  Si como padre/madre no estás de acuerdo con lo que aquí se expone, estás en tu derecho, pero te informo de que los consejos que aquí se aportan son muy generales, luego cada situación y cada circunstancia requiere un análisis particular, por ello el lector es libre de seguir o no los consejos que aquí se dan, como los que dan otros compañeros o profesionales afines que escriben en sus espacios, pero no deben tomarse como un intento de juzgar ni de cambiar la vida de nadie. Al menos no es ni mi labor, ni mi intención. 

Materiales que pueden ser de utilidad: 

Premios y castigos. Modificación de conducta para padres y profesores
Estrategias para abordar conductas desafiantes en alumnos con discapacidad intelectual
Protocolo de actuación ante conductas desafiantes graves y uso de intervenciones físicas
Prevención y corrección de conductas disruptivas en niños y jóvenes en el espectro autista
40 maneras de mejorar el aprendizaje y la conducta
Niños desobedientes, padres desesperados
El arte de criar hijos felices. El equilibrio entre la disciplina y el afecto.
Rabietas infantiles en niños de 1 a 4 años
Programa de modificación de conducta: rabietas
El pequeño dictador. Cuando los padres son las víctimas
Violencia intrafamiliar. Menores que agreden a sus padres
Guía de interacciones positivas entre figuras de autoridad. Padres-Educadores-Niños y Adolescentes en situación de riesgo.
Padres: ¿amigos o autoridad?
Estilos educativos parentales y su implicación en diferentes trastornos
Ayudar a crecer. Guía para trabajar con grupos de padres y madres. Gobierno de Navarra
Ser madres y padres. ¿Dónde está el manual de instrucciones? 
Educa, no pegues
Materiales para eliminar el castigo físico y humillante. Promover la disciplina positiva
Respeto. Disciplina positiva en el aula. Guía para maestros/as
Disciplina positiva. Herramienta para los padres

Fuentes consultadas:
e

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