Cuando llega la noche y es el momento de irse a dormir y el niño (mayor de dos años) pide que algún adulto se acueste con él, pueden darse algunas de las siguientes situaciones, o puede que a los papás se les pase por la cabeza alguna de las siguientes ideas:
- Los padres del niño saben qué debería dormir solo en su cama, pero no saben como conseguirlo.
- Los padres consideran que no pasa nada, que aún es pequeño para dormir solo.
- Alguno de los miembros de la pareja está cansados de tener que compartir una cama para tres personas, a veces para más....
- Otros empiezan muy bien, cada uno en su cama, pero a lo largo de la noche se tienen que "mudar".
- Algunos papás no recuerdan lo que es la vida de pareja.
- En algunos casos aparecen "rivalidades" entre el niño/a y alguno de los progenitores.
- Otros leen un cuento al niño hasta altas horas para que se quede dormido.
Todos ellos tienen el factor común de que sus retoños no duermen en su cama, o duermen en su cama, pero acompañados.
Fuente: crecejoven.com
Según algunos psicólogos y pediatras es preferible que los niños se acostumbren a dormir en su habitación, dado que esto potencia su desarrollo emocional. Otros se posicionan en contra de este argumento.. Entre los padres también hay opiniones para todos los gustos, así los hay que resaltan las ventajas de que los niños duermen con los padres y los hay que se fijan más en los inconvenientes. En cualquier caso, se trata de un trance el de dormir en su cama, por el que antes o después todo niño debe pasar. Siempre es recomendable que este proceso se lleve a cabo cuando antes porque, cuando más pequeño sea el niño, más fácil es lograrlo y menos le va a costar.
Este paso hay que verlo como un proceso de crecimiento, no es un daño ni un mal para ninguna de la dos partes implicadas. Va a estimular la independencia en el niño/a, le va a ayudar a sentir que logra algo importante, por lo tanto aumentaremos su autoestima, pasos importantes todos ellos, para afirmar su personalidad.
Como os comentaba con el tema de la alimentación, antes de realizar cualquier cambio de hábitos, los primeros que deben tener claro que quieren hacer un cambio son los papás y, es necesario que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo. Para tener éxito es necesario comprometerse, y ello implica que una vez iniciado el camino, no hay vuelta a atrás. Como todo proceso de cambio, no es una etapa fácil, ni para el niño ni para los padres. Digo que también es complicado para los padres porque ellos también sufren esa sensación de "desprendimiento" dado que el niño/a ya ha hecho mayor, también pueden aparecer sentimientos de culpabilidad, además a los padres también les gratifica pasar un tiempo al lado de sus pequeños.
El primer paso es explicarle al niño/a que ha llegado el momento de dormir en su cama. No le diremos que es porque "ya es mayor", puesto que puede decirnos que es que él/ella quiere ser pequeño. Le explicaremos que se trata de algo bueno para todos, si es que así lo consideráis.
Este paso hay que verlo como un proceso de crecimiento, no es un daño ni un mal para ninguna de la dos partes implicadas. Va a estimular la independencia en el niño/a, le va a ayudar a sentir que logra algo importante, por lo tanto aumentaremos su autoestima, pasos importantes todos ellos, para afirmar su personalidad.
Como os comentaba con el tema de la alimentación, antes de realizar cualquier cambio de hábitos, los primeros que deben tener claro que quieren hacer un cambio son los papás y, es necesario que ambos miembros de la pareja estén de acuerdo. Para tener éxito es necesario comprometerse, y ello implica que una vez iniciado el camino, no hay vuelta a atrás. Como todo proceso de cambio, no es una etapa fácil, ni para el niño ni para los padres. Digo que también es complicado para los padres porque ellos también sufren esa sensación de "desprendimiento" dado que el niño/a ya ha hecho mayor, también pueden aparecer sentimientos de culpabilidad, además a los padres también les gratifica pasar un tiempo al lado de sus pequeños.
El primer paso es explicarle al niño/a que ha llegado el momento de dormir en su cama. No le diremos que es porque "ya es mayor", puesto que puede decirnos que es que él/ella quiere ser pequeño. Le explicaremos que se trata de algo bueno para todos, si es que así lo consideráis.
Es importante crear una rutina, consistente en establecer horarios no rígidos (el baño sin prisas, la cena con calma....), pero si regulares, y realizar actividades previas que le permitan relajarse, sentirse bien y asociar el momento de ir a dormir con experiencias agradables como leer un cuento, cantar una canción....
Las rutinas se basan en repetir las mismas acciones.
Aunque pueda parecer aburrido, el establecer una rutina va a ayudar al niño, porque le va a dar seguridad, dado que puede anticipar lo que va ocurrir, y en esas "repeticiones" va a aprender, fijar nuevos detalles y disfrutar. Estas rutinas no podrán llevarse a buen puerto si no existe una planificación y organización previa, además, el niño ha de saber cuándo empieza la rutina de acostarse. A todo esto, no le debe faltar, que hagamos de su habitación un lugar atractivo, sin recargarlo para evitar que un exceso de dibujos, colores...etc, produzcan efectos de "sombras" en la oscuridad que va a generar al niño/a una gran ansiedad.
Todo esfuerzo debería tener su recompensa, por lo que podremos establecer un refuerzo. Así si conseguimos que durante dos, tres o cuatro días consecutivos amanezca en su cama, le podemos reforzar por ejemplo con una pegatina o algo similar, para que él/ella vea que va consiguiendo algo. Al mismo tiempo le trasmitiremos lo orgullosos que estamos de ellos por haberlo conseguido. Le reforzaremos independientemente de que se haya levantado de su cama varias veces a lo largo de la noche, ya que lo importante para conseguir el refuerzo es que amanezca solo en su cama. A medida que vayamos consiguiéndolo incrementaremos los requisitos para conseguir el refuerzo (siete días, ocho....)
Hay que tener en cuenta que en el momento en que consideramos que el niño/a está preparado para dormir en su cama, se inicia una etapa en la que ha de aprender un nuevo hábito y a gestionar nuevas emociones que le invaden durante la noche. Por lo que es normal que el niño/a se despierte varias veces durante la noche y nos reclame. Necesita saber que no está solo. Nos llama para calmar la inseguridad que le produce la separación nocturna, por lo que cuando nos reclame, debemos acudir para darle mensajes positivos que le trasmitan confianza y que le ayuden a calmarse, pero nunca debemos sacarlo de su cama ni llevarlo a la nuestra, tampoco alargaremos en exceso las visitas. También podemos hacer el proceso paulatinamente para evitar que el cambio no sea tan brusco:
Entre los 3 y los 5 años pueden aparecer miedos nocturnos. Este momento coincide con la "etapa de los miedos". En este momento su desarrollo cognitivo está más desarrollado y esto les permite anticipar peligros potenciales de los que antes no se percataban porque no llegaban a comprenderlos. El miedo tiene una base emocional, expresa un sentimiento de inseguridad del niño. Al mismo tiempo, a esta edad la imaginación de los niños se desarrolla enormemente, siéndoles difícil distinguir lo real de lo imaginario. Los padres pueden ayudar ofreciendo empatía y comprensión.
Los miedos más frecuentes de los niños por la noche tienen que ver con la oscuridad o la presencia de supuestos monstruos o fantasmas.
En el caso de los monstruos o fantasmas:
Y ¿Cuándo es el momento ideal?.
No se puede establecer una edad fija dado que, dependerá de cada niño y de cada familia, atendiendo a su estilo de vida, sus circunstancias, su cultura, sus valores y su filosofía.
En cualquier caso, durante los primeros meses de vida es conveniente que el bebé duerma junto a sus padres. La necesidad de alimentarse con frecuencia y la posibilidad de que presenten "crisis" de llanto relacionadas con los gases, hacen aconsejable esta medida. Hay niños que necesitan más tiempo que otros para salir de la habitación de los padres, pero entre los 6 y los 8 meses los niños están preparados para dormir solos toda la noche. Yo personalmente considero muy prematuro que un bebé de 6 meses duerma solo en su cuarto, pero no tenemos por qué dar el paso a esta edad si lo vemos prematuro, aunque si debemos recordar que cuando antes mejor para evitar que cuando queramos dar el paso (si lo queremos dar), este nos resulte menos costoso para ambas partes.
El sueño de calidad es indispensable para el correcto desarrollo cognitivo. Os muestro una imagen con las horas de sueño necesarias según la edad del menor, extraída de esta entrada donde la neuropediatra María José Mas Salguero nos explica las fases del sueño y por qué dormimos.
Material que puede ayudar:
REFLEXIÓN FINAL:
Este artículo no pretendía decir a las familias cuál es el estilo de crianza más adecuado (colecho sí, colecho no), ni pretendía decir a nadie cómo debe educar a sus hijos. Cada familia es un mundo y cada niño tiene unas necesidades. La finalidad del artículo era dar pautas a aquellas familias cuyos hijos/as ya no son bebés, si no que tienen 3, 4, 5, 6 o más años y todavía duermen con los padres, y esos padres están cansados de dicha situación y quieren cambiar y no saben cómo.
Mi objetivo al escribir esta entrada no era debatir sobre la práctica del colecho, pero ya que algunos los han entendido así y sacan el tema, os habréis podido percatar de que no soy partidaria de dicha práctica, entendiendo por colecho a dormir en la misma cama, sobre todo a partir de ciertas edades. Otra cosa es dormir en la misma habitación hasta al menos los 8 meses, con lo que si me identifico.
Habrá quien piense que no les entra en la cabeza como alguien como yo, una profesional del ámbito psicopedagógico, que se supone que tiene formación para decir lo que dice (que por cierto, no me la han regalado), puede estar en contra de esta práctica, pensarán que mis argumentos no valen nada, que hablo desde el desconocimiento más absoluto, que debo informarme más antes de hablar, algunos incluso se pueden sentir hasta ofendidos, y es que claro, a todo el mundo le gusta oír aquello con lo que se identifica, lo cual no justifica que se cuestione la profesionalidad, formación, responsabilidad, seriedad o rigor de aquellos profesionales que se "empeñan" en decir lo que no nos gusta oír o leer, de tal manera que "piensa como yo = "buen" profesional; no piensa como yo = "mal" profesional". Una seguidora de Facebook me decía: "este artículo se contrapone con la práctica del colecho, no estoy para nada de acuerdo" y yo pensé: "¿y?, ¿es malo?" como si la práctica del colecho fuera universal, dando por hecho que, como ella lo practica, todo el mundo lo hace y es partidario de ello, y por ende, hay que hacerlo si o si, y sólo valen las pautas que van en esa dirección, lo que se contrapone a eso es malo. A lo mejor a esta seguidora no le interesan estas pautas porque no se identifica con esta forma de hacer las cosas, pero habrá otras madres o padres a las que si les interesa, y es a esos lectores, a los que iba dirigida esta entrada. No era un artículo de opinión.
Aunque pueda parecer aburrido, el establecer una rutina va a ayudar al niño, porque le va a dar seguridad, dado que puede anticipar lo que va ocurrir, y en esas "repeticiones" va a aprender, fijar nuevos detalles y disfrutar. Estas rutinas no podrán llevarse a buen puerto si no existe una planificación y organización previa, además, el niño ha de saber cuándo empieza la rutina de acostarse. A todo esto, no le debe faltar, que hagamos de su habitación un lugar atractivo, sin recargarlo para evitar que un exceso de dibujos, colores...etc, produzcan efectos de "sombras" en la oscuridad que va a generar al niño/a una gran ansiedad.
Todo esfuerzo debería tener su recompensa, por lo que podremos establecer un refuerzo. Así si conseguimos que durante dos, tres o cuatro días consecutivos amanezca en su cama, le podemos reforzar por ejemplo con una pegatina o algo similar, para que él/ella vea que va consiguiendo algo. Al mismo tiempo le trasmitiremos lo orgullosos que estamos de ellos por haberlo conseguido. Le reforzaremos independientemente de que se haya levantado de su cama varias veces a lo largo de la noche, ya que lo importante para conseguir el refuerzo es que amanezca solo en su cama. A medida que vayamos consiguiéndolo incrementaremos los requisitos para conseguir el refuerzo (siete días, ocho....)
Hay que tener en cuenta que en el momento en que consideramos que el niño/a está preparado para dormir en su cama, se inicia una etapa en la que ha de aprender un nuevo hábito y a gestionar nuevas emociones que le invaden durante la noche. Por lo que es normal que el niño/a se despierte varias veces durante la noche y nos reclame. Necesita saber que no está solo. Nos llama para calmar la inseguridad que le produce la separación nocturna, por lo que cuando nos reclame, debemos acudir para darle mensajes positivos que le trasmitan confianza y que le ayuden a calmarse, pero nunca debemos sacarlo de su cama ni llevarlo a la nuestra, tampoco alargaremos en exceso las visitas. También podemos hacer el proceso paulatinamente para evitar que el cambio no sea tan brusco:
- Acompañaremos al niño/a a su habitación y nos meteremos en la cama con él. Cuando se duerma nos retiraremos.
- Poco a poco iremos poniendo más distancia de por medio y pasados unos días, en lugar de acostarnos con él/ella, nos sentaremos a su lado en una silla hasta que se duerma.
- Después pasaremos de la silla a la puerta, luego al pasillo....
- Si necesita que le leamos un cuento, el niño/a debe permanecer acostado, si se levanta, interrumpiremos la actividad e incluso podemos irnos y decirle que cuando esté acostado volveremos para seguir con el cuento.
Entre los 3 y los 5 años pueden aparecer miedos nocturnos. Este momento coincide con la "etapa de los miedos". En este momento su desarrollo cognitivo está más desarrollado y esto les permite anticipar peligros potenciales de los que antes no se percataban porque no llegaban a comprenderlos. El miedo tiene una base emocional, expresa un sentimiento de inseguridad del niño. Al mismo tiempo, a esta edad la imaginación de los niños se desarrolla enormemente, siéndoles difícil distinguir lo real de lo imaginario. Los padres pueden ayudar ofreciendo empatía y comprensión.
Los miedos más frecuentes de los niños por la noche tienen que ver con la oscuridad o la presencia de supuestos monstruos o fantasmas.
En el caso de los monstruos o fantasmas:
- Debemos aceptar que es cierto que los monstruos no existen, pero el miedo que experimenta el niño/a si es real, por lo que debemos escuchar al niño cuando está asustado.
- Después demostraremos al niño/a que no hay monstruos o fantasmas. Miraremos detrás de la puerta, debajo de la cama..... Teniendo en cuenta que se trata de relajar al niño y no ponerle más nervioso.
- Explicaremos que los monstruos o fantasmas no existen y que solo están en su imaginación. Relativizar, pero nunca burlarse de lo que nos diga.
- Buscaremos un "aliado" durante la noche. Un muñeco que pueda abrazar o una foto nuestra en la mesilla la reconfortará.
- Hacerle saber que, aunque cada uno deba dormir en su cuarto, siempre estaremos en nuestra habitación, cerca de él.
En el caso de la oscuridad:
Los miedos que el niño/a tiene durante la noche, se deben a que muchas de las experiencias que tiene a lo largo del día le asustan. Aún no es capaz de asimilar toda esa información, ni de entenderla, por lo que cuando se queda solo y a oscuras aparece el miedo.
La oscuridad se asocia también a otros miedos como a la soledad, a la separación, a lo desconocido....
- Buscaremos un "aliado" durante la noche. Un muñeco que pueda abrazar o una foto nuestra en la mesilla la reconfortará.
- Hacerle saber que, aunque cada uno deba dormir en su cuarto, siempre estaremos en nuestra habitación, cerca de él.
No se puede establecer una edad fija dado que, dependerá de cada niño y de cada familia, atendiendo a su estilo de vida, sus circunstancias, su cultura, sus valores y su filosofía.
En cualquier caso, durante los primeros meses de vida es conveniente que el bebé duerma junto a sus padres. La necesidad de alimentarse con frecuencia y la posibilidad de que presenten "crisis" de llanto relacionadas con los gases, hacen aconsejable esta medida. Hay niños que necesitan más tiempo que otros para salir de la habitación de los padres, pero entre los 6 y los 8 meses los niños están preparados para dormir solos toda la noche. Yo personalmente considero muy prematuro que un bebé de 6 meses duerma solo en su cuarto, pero no tenemos por qué dar el paso a esta edad si lo vemos prematuro, aunque si debemos recordar que cuando antes mejor para evitar que cuando queramos dar el paso (si lo queremos dar), este nos resulte menos costoso para ambas partes.
El sueño de calidad es indispensable para el correcto desarrollo cognitivo. Os muestro una imagen con las horas de sueño necesarias según la edad del menor, extraída de esta entrada donde la neuropediatra María José Mas Salguero nos explica las fases del sueño y por qué dormimos.
Material que puede ayudar:
REFLEXIÓN FINAL:
Este artículo no pretendía decir a las familias cuál es el estilo de crianza más adecuado (colecho sí, colecho no), ni pretendía decir a nadie cómo debe educar a sus hijos. Cada familia es un mundo y cada niño tiene unas necesidades. La finalidad del artículo era dar pautas a aquellas familias cuyos hijos/as ya no son bebés, si no que tienen 3, 4, 5, 6 o más años y todavía duermen con los padres, y esos padres están cansados de dicha situación y quieren cambiar y no saben cómo.
Este artículo ha provocado alguna suspicacia en algunas seguidoras de Facebook que defienden el colecho y los métodos de crianza "natural" por encima de todo, por ello aclaro al lector: NO debes quedarte solo con la parte que dice "hay teorías que sostienen que, entre los 6 y los 8 meses los niños/as están preparados para dormir solos toda la noche". Con este argumento se ha querido indicar que si una familia considera que lo mejor es que el niño/a duerma en su cama, no deben culpabilizarse ni tener miedo por querer dar el paso y deben empezar cuando antes para que sea más fácil. Vuelvo a repetir que si os fijáis en el grueso del artículo no nos referimos a los bebés, si no a niños/as de 3, 4, 5, 6 o más años que aún duermen en la cama de papá y mamá. Hay muchos padres que quieren cambiar esta dinámica y se encuentran con un montón de problemas al intentarlo, por lo que en el artículo se intentaba dar algunas pautas generales sobre cómo lograrlo. Por supuesto no son la biblia y habrá a quien le funcionen y a quien no.
Por descontado que cada niño/a tiene su ritmo propio y hay que respetarlo, que hay que escucharles y ofrecerles seguridad, pero igual de cierto es que hay una serie de hábitos de autonomía que deben aprender y generalizar, y no por ello se van a traumatizar, y hay muchos padres a los que les interesa saber cómo pueden ayudar a sus hijos/as a adquirir dichos hábitos, sin ser por ello ni mejores ni peores padres que los que practican y defienden la "crianza natural al extremo". No se trata de "adiestrar" como me han dicho por ahí.
Hay quien argumenta que los niños/as muestran rechazo a separarse de la cama de los padres y no debemos obligarles, porque dicen, es "dañino" para ellos. Claro que los niños/as muestran rechazo a separarse de la cama de sus padres, pero algún día tendrán que enfrentarse a dicho trance, ¿qué hace pensar que con siete años le va a costar menos que con dos?. Siguiendo entonces dicho argumento, hay muchos niños/as que lloran y lo pasan francamente mal cuando inician la escolarización y ¿qué hacemos?, ¿no le llevamos al colegio para que no sufran?. Otros llevan fatal ir al pediatra u otros especialistas médicos, les aterra....¿qué hacemos?, ¿no le llevamos?. ¿Y si no quiere estudiar cuando sea mayor?...pues si no le agrada ¿por qué ha de hacerlo?, ¿y si le gusta llevar pañal todo el día o chupete hasta que le salga al bigote?, ¿por qué impedírselo?. Habrá quien diga que "no hombre, el chupete sólo en la intimidad, delante de otros niños no" ¿y por qué no si es "bueno" para él/ella?, si es lo que le gusta y si de respetar "sus ritmos evolutivos" se trata?, ¿qué importa que lo vean otros?, ¿qué más da lo que piensen los demás?. Si una madre ve que su hijo/a se está comiendo un papel y se lo quita y el niño coge una rabieta ¿qué debe hacer? ¿regañarle haciéndole ver que es absurdo su comportamiento o dejarle que se lo coma mientras se plantea qué necesidad "no cubierta" le proporciona el papel? A partir de cierta edad, los niños dejan de ser bebés, nos guste o no es inevitable, entonces ¿por qué continuar tratándoles como tal?
En mi vida profesional intento ser objetiva y evito (en la medida de lo posible) opinar sobre las costumbres de crianza de los padres, porque cada uno tiene derecho a elegir y porque no me corresponde. Sin embargo, yo también tengo derechos, y uno de ellos es el de opinión, y como me han sacado el tema sin yo pretenderlo, pues opino. Al mismo tiempo me corresponde "aconsejar" aquello que fomenta la autonomía de los niños/as. La seguridad, la protección, la contención emocional ante la angustia y el miedo, el cariño y los mimos son sin duda muy importantes en el desarrollo global del menor, pero no son menos importantes el juego, los hábitos de autonomía y las rutinas, respetar su propio espacio, las normas, la capacidad de autorregulación, la tolerancia a la frustración...No creo que a los niños/as de cierta edad que duermen aún con sus papás les encante que sus amigos se enteren de dicha circunstancia, no, de hecho les da vergüenza que se sepa, al igual que se avergüenzan aquellos que, con cuatro o cinco años, llevan pañal durante el día, porque esto también tiene mucho que ver con su autoestima, aspecto que no debemos desmerecer cuando lanzamos proclamas en pro de su bienestar y su "respeto".
Como digo algunas mamás hablan de "respetar" las necesidades del niño, sin embargo es curioso como investigando en algunos foros pro crianza natural, donde las mamás se dan consejos unas a otras, ves que cuando por ejemplo alguna de ellas cuenta que su retoño se niega a tomar el pecho, el resto le aconsejan que siga insistiendo que "la naturaleza es sabia", le hablan de "alimentar con respeto" o relacionan la conducta del bebé con algún tipo de "trauma", le dicen que es porque al bebé le es más "cómodo" tomar biberón, pero que persevere, que el niño al final se va a "acostumbrar". Vaya..., parece que lo del "respeto" solo es válido cuando se ajusta a nuestras expectativas, cuando no, volvemos al "come y calla". Se ve que eso no es un trauma....
Como digo algunas mamás hablan de "respetar" las necesidades del niño, sin embargo es curioso como investigando en algunos foros pro crianza natural, donde las mamás se dan consejos unas a otras, ves que cuando por ejemplo alguna de ellas cuenta que su retoño se niega a tomar el pecho, el resto le aconsejan que siga insistiendo que "la naturaleza es sabia", le hablan de "alimentar con respeto" o relacionan la conducta del bebé con algún tipo de "trauma", le dicen que es porque al bebé le es más "cómodo" tomar biberón, pero que persevere, que el niño al final se va a "acostumbrar". Vaya..., parece que lo del "respeto" solo es válido cuando se ajusta a nuestras expectativas, cuando no, volvemos al "come y calla". Se ve que eso no es un trauma....
Mi objetivo al escribir esta entrada no era debatir sobre la práctica del colecho, pero ya que algunos los han entendido así y sacan el tema, os habréis podido percatar de que no soy partidaria de dicha práctica, entendiendo por colecho a dormir en la misma cama, sobre todo a partir de ciertas edades. Otra cosa es dormir en la misma habitación hasta al menos los 8 meses, con lo que si me identifico.
Habrá quien piense que no les entra en la cabeza como alguien como yo, una profesional del ámbito psicopedagógico, que se supone que tiene formación para decir lo que dice (que por cierto, no me la han regalado), puede estar en contra de esta práctica, pensarán que mis argumentos no valen nada, que hablo desde el desconocimiento más absoluto, que debo informarme más antes de hablar, algunos incluso se pueden sentir hasta ofendidos, y es que claro, a todo el mundo le gusta oír aquello con lo que se identifica, lo cual no justifica que se cuestione la profesionalidad, formación, responsabilidad, seriedad o rigor de aquellos profesionales que se "empeñan" en decir lo que no nos gusta oír o leer, de tal manera que "piensa como yo = "buen" profesional; no piensa como yo = "mal" profesional". Una seguidora de Facebook me decía: "este artículo se contrapone con la práctica del colecho, no estoy para nada de acuerdo" y yo pensé: "¿y?, ¿es malo?" como si la práctica del colecho fuera universal, dando por hecho que, como ella lo practica, todo el mundo lo hace y es partidario de ello, y por ende, hay que hacerlo si o si, y sólo valen las pautas que van en esa dirección, lo que se contrapone a eso es malo. A lo mejor a esta seguidora no le interesan estas pautas porque no se identifica con esta forma de hacer las cosas, pero habrá otras madres o padres a las que si les interesa, y es a esos lectores, a los que iba dirigida esta entrada. No era un artículo de opinión.
Que me perdonen los defensores ultranza del colecho, pero esta práctica no es mayoritaria en las culturas occidentales y los que no la defendemos (que somos muchos) no nos preocupamos menos por respetar los ritmos evolutivos de nuestros pupilos y de su bienestar que los que lo defienden. Es más, los partidarios del colecho se amparan en estudios en los que se afirma que esta práctica tiene muchos efectos positivos como refuerzo del vínculo afectivo, mejor comportamiento, los niños/as son más felices, tienen niveles más bajos de ansiedad, son más independientes, tienen mayor autoestima, pero no sabemos cómo han sido capaces de aislar estas variables como para poder concluir que el colecho es responsable del optimismo, la positividad, la alta autoestima, resistencia al estrés....Creo que no hay datos de investigaciones con garantías que me hagan pensar que el colecho es más beneficioso para los niños que dormir en su cama, y viceversa.
Es probable que en un futuro me anime a escribir una entrada que profundice sobre la crianza natural, pero de momento ahí van algunas reflexiones:
Existen varias prácticas que se circunscriben a la llamada "crianza con apego", y estas son, el parto natural en casa, el colecho, la lactancia prolongada y a demanda y el porteo. Dentro de este grupo también hay incluso quien se opone a los pañales que no sean de tela, a los castigos/refuerzos, a la guardería y a las vacunas, entre otras cosas.
Como he dicho antes, los expertos y gurús partidarios de la "crianza con apego" dicen que existe una fuerte evidencia científica que respalda las bondades de este tipo de crianza. Si bien, en este punto es muy importante distinguir entre la psicología del apego y la crianza con apego, aunque algunos conocimientos se apliquen a esta última.
Efectivamente la psicología del apego tiene un gran bagaje científico y ha contribuido enormemente al conocimiento del ser humano, pero las prácticas que fundamentan la llamada "crianza con apego" no. Estoy cansada de leer y escuchar a "expertos" y madres que dicen estar pegados al bebé y/o niño crecidito de forma constante porque la ciencia avala que es lo mejor. El argumento "hay estudios que avalan que...." es muy socorrido y sin duda altamente persuasivo. Estudios hay muchos, unos bien hechos, otros no tanto, unos que cumplen con los requisitos para ser tenidos en cuenta en el campo de la investigación y otros que no los cumplen, unos se caracterizan por el rigor científico y otro no. Además hay que distinguir entre estudios científicos y opiniones personales "en forma de estudio"
Es probable que en un futuro me anime a escribir una entrada que profundice sobre la crianza natural, pero de momento ahí van algunas reflexiones:
Existen varias prácticas que se circunscriben a la llamada "crianza con apego", y estas son, el parto natural en casa, el colecho, la lactancia prolongada y a demanda y el porteo. Dentro de este grupo también hay incluso quien se opone a los pañales que no sean de tela, a los castigos/refuerzos, a la guardería y a las vacunas, entre otras cosas.
Como he dicho antes, los expertos y gurús partidarios de la "crianza con apego" dicen que existe una fuerte evidencia científica que respalda las bondades de este tipo de crianza. Si bien, en este punto es muy importante distinguir entre la psicología del apego y la crianza con apego, aunque algunos conocimientos se apliquen a esta última.
Efectivamente la psicología del apego tiene un gran bagaje científico y ha contribuido enormemente al conocimiento del ser humano, pero las prácticas que fundamentan la llamada "crianza con apego" no. Estoy cansada de leer y escuchar a "expertos" y madres que dicen estar pegados al bebé y/o niño crecidito de forma constante porque la ciencia avala que es lo mejor. El argumento "hay estudios que avalan que...." es muy socorrido y sin duda altamente persuasivo. Estudios hay muchos, unos bien hechos, otros no tanto, unos que cumplen con los requisitos para ser tenidos en cuenta en el campo de la investigación y otros que no los cumplen, unos se caracterizan por el rigor científico y otro no. Además hay que distinguir entre estudios científicos y opiniones personales "en forma de estudio"
La teoría de Jonh Bowlby está basada en estudios psicológicos y antropológicos, y esta nos dice que el bebé necesita estar próximo a su cuidador. Así, el apego es el vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres o cuidadores y que le proporciona la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la personalidad, por tanto, la tesis fundamental de esta teoría es "el niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas, les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alimenta a valorar y continuar la relación". El bebé necesita contacto físico, ser calmado, acunado, protegido, cuidado y querido, por supuesto que si, y de hecho creo que nadie con dos dedos de frente lo cuestione, pero una cosa es eso y otra cosa es que necesiten estar pegados a su cuidador de forma constante. Para conseguir un apego seguro entre madre-hijo es necesario entender las señales del niño y su forma de comunicarse, crear una base de seguridad y confianza para el bebé, de tal manera que sus necesidades sean atendidas, acariciarlo, abrazarlo, reírse y jugar con él, y cuidar el propio bienestar físico y emocional de la madre (las necesidades de la madre no es una cuestión baladí, no deben ser obviadas, dado que si la mamá no está bien, ello puede tener un fuerte impacto negativo en la conquista del ansiado apego seguro). De todo esto se desprende que no practicar colecho, no practicar lactancia prolongada a demanda, no practicar porteo o dejar que el niño/a asista a la guardería no comprometen en absoluto que se establezca un apego seguro madre-hijo. Muchos apelan a que en ciertos países es una costumbre muy "natural" llevar al niño pegado a la madre de forma constante, pero el contacto físico es menor en países desarrollados que en países de África o del Amazonas, donde si dejas al bebé fuera de tu regazo, hay un riesgo real de que sea atacado por una cobra, un león o un guerrillero con los cables cruzados, No es que en los países desarrollados seamos crueles, mala gente y los avances o la industrialización nos haya hecho más fríos, es que nos adaptamos.
Claro que están de sobra demostrados científicamente. por ejemplo, los beneficios de la lactancia materna, pero eso no significa que el pecho y la alimentación a demanda sea la panacea y la solución a todos los problemas.
Partidarios o no del colecho u otras prácticas circunscritas a la "crianza con apego", lo que debe quedar claro es que la decisión de dónde duerme el niño la deben marcar los adultos tras informarse con sentido crítico y sacar sus conclusiones y en base a su cultura, a su forma de entender la crianza y a sus circunstancias familiares y personales, pero porque nosotros lo hemos decidido así y no porque el niño/a nos "manipule" como y cuando quiera. Si el niño/a mayorcito llora para ir a la cama de los padres, no estaríamos tomando la decisión de hacer colecho libremente, en realidad lo hacemos para que el niño/a no llore, para que no tenga rabietas y así poder descansar, y eso, me van a perdonar, pero es un error, dado que estamos enseñándole a conseguir sus objetivos a través del llanto. Y reitero, no hablo de bebés, cuya única forma de expresar disconfort es mediante el llanto. Aunque esto último también tiene miga, porque es verdad que el llanto del bebé recién nacido o de pocas semanas es reflejo, pero a partir de los 4 meses el niño comienza a hacer sus primeras asociaciones, dándose cuenta de que su conducta produce un efecto en los adultos, y entre los 6 y 8 meses aparece el llanto intencional para llamar la atención, hito que evidencia una clara conducta social, y ¡ojo!, con esto no digo que haya que dejarles llorar sin atenderles, que nadie me vaya a malinterpretar, pero lo digo porque también he tenido que escuchar perlas como que "un niño de 3 años no llora para llamar la atención porque aún no tiene capacidad para manipular".
Entiendo que conseguir que los niños cumplan unas normas o límites no siempre es fácil y lo cómodo es que sea él el que haga lo que quiera y cuando quiera, pero eso, también tiene consecuencias. Por otro lado, cuidado con la sobreprotección y entender la maternidad como un "sacrificio". Si, toda madre daría lo que fuera por su hijo/a, pero muchos argumentos que giran en torno a la "crianza con apego" sólo se centran en el bienestar del bebé, pero reitero que el bienestar de la madre también es fundamental para que se establezca un apego seguro. Y no sólo eso, también hay que cuidar la relación de pareja. ¿Qué eso que he leído por ahí de "antes que esposa soy madre, si a él no le gusta que se aguante"?. ¿No tiene el papá de la criatura derecho a desarrollar un vínculo real con esta?. La estabilidad del seno familiar y la figura paterna tienen una gran influencia sobre los cimientos del desarrollo.
En cualquier caso, a la hora de elegir si practicamos colecho o no, no debemos caer en utilizar al niño/a como "excusa" y ser honestos con nosotros mismos y reflexionar si lo hacemos "por el bien" del niño/a o por nosotros.
Por tanto, independientemente de mi opinión, no se critica aquí el hecho de colechar en si, porque cada mujer es libre de decidir el tipo de crianza que se ajuste mejor a sus creencias y circunstancias, es muy respetable, y en este tema nadie tiene posesión absoluta de la verdad, si no a los argumentos fundamentalistas (y puedo rescatar unos cuantos) para defender dicho estilo de crianza.
Ante la crianza de un niño/a tiene que haber sentido común y equilibrio entre el instinto de protección de la madre y el de independencia del niño. Los seres humanos nos distinguimos de otras especies por tener, además de instinto, razón, por lo que es menester usar ambos.
Si el niño pide dormir con los padres habrá que analizar por qué lo pide y efectuar las recomendaciones pertinentes según las circunstancias particulares que provoquen dicha conducta en el niño/a.
Y por favor, no confundamos un consejo profesional, que se puede tomar o dejar, con un "ataque" o con que este quiera hacernos cambiar nuestras vidas. Si yo consulto con un especialista, este me va aconsejar aquello que, según su formación y experiencia, considera que más me conviene. Yo puedo seguir o no su consejo, pero no por ello pienso que pretenda cambiar mi vida ni juzgarme.
Aquí un audio muy interesante sobre este tema, en el que la psicóloga Mª Jesús Álava Reyes opina sobre el tema. http://www.ondacero.es/programas/te-doy-mi-palabra/audios-podcast/psicologia/psicologia-es-beneficioso-el-colecho-para-los-ninos_20151018562359c14beb288f4aa11631.html
Entiendo que conseguir que los niños cumplan unas normas o límites no siempre es fácil y lo cómodo es que sea él el que haga lo que quiera y cuando quiera, pero eso, también tiene consecuencias. Por otro lado, cuidado con la sobreprotección y entender la maternidad como un "sacrificio". Si, toda madre daría lo que fuera por su hijo/a, pero muchos argumentos que giran en torno a la "crianza con apego" sólo se centran en el bienestar del bebé, pero reitero que el bienestar de la madre también es fundamental para que se establezca un apego seguro. Y no sólo eso, también hay que cuidar la relación de pareja. ¿Qué eso que he leído por ahí de "antes que esposa soy madre, si a él no le gusta que se aguante"?. ¿No tiene el papá de la criatura derecho a desarrollar un vínculo real con esta?. La estabilidad del seno familiar y la figura paterna tienen una gran influencia sobre los cimientos del desarrollo.
En cualquier caso, a la hora de elegir si practicamos colecho o no, no debemos caer en utilizar al niño/a como "excusa" y ser honestos con nosotros mismos y reflexionar si lo hacemos "por el bien" del niño/a o por nosotros.
Por tanto, independientemente de mi opinión, no se critica aquí el hecho de colechar en si, porque cada mujer es libre de decidir el tipo de crianza que se ajuste mejor a sus creencias y circunstancias, es muy respetable, y en este tema nadie tiene posesión absoluta de la verdad, si no a los argumentos fundamentalistas (y puedo rescatar unos cuantos) para defender dicho estilo de crianza.
Ante la crianza de un niño/a tiene que haber sentido común y equilibrio entre el instinto de protección de la madre y el de independencia del niño. Los seres humanos nos distinguimos de otras especies por tener, además de instinto, razón, por lo que es menester usar ambos.
Si el niño pide dormir con los padres habrá que analizar por qué lo pide y efectuar las recomendaciones pertinentes según las circunstancias particulares que provoquen dicha conducta en el niño/a.
Y por favor, no confundamos un consejo profesional, que se puede tomar o dejar, con un "ataque" o con que este quiera hacernos cambiar nuestras vidas. Si yo consulto con un especialista, este me va aconsejar aquello que, según su formación y experiencia, considera que más me conviene. Yo puedo seguir o no su consejo, pero no por ello pienso que pretenda cambiar mi vida ni juzgarme.
Aquí un audio muy interesante sobre este tema, en el que la psicóloga Mª Jesús Álava Reyes opina sobre el tema. http://www.ondacero.es/programas/te-doy-mi-palabra/audios-podcast/psicologia/psicologia-es-beneficioso-el-colecho-para-los-ninos_20151018562359c14beb288f4aa11631.html
Gracias por la Meción María José. Es un tema difícil de gestionar y estoy de acuerdo contigo especialmente en tu reflexión final.
ResponderEliminarUn abrazo.