No se para de hablar de la excelencia educativa, y como es
lógico, hay opiniones para todos los gustos. En estas líneas voy a intentar
exponer algunos aspectos que, para mí, son importantes a la hora de analizar
qué entendemos por excelencia y cómo podríamos conseguir esa cualidad tan
preciada para nuestro sistema educativo.
Para mí excelencia es el resultado de una educación
personalizada y flexible, que tiene como
objetivo fundamental conseguir el óptimo resultado posible para cada alumno,
teniendo muy presente que esa “excelencia” que se persigue va a ser diversa al
igual que el alumnado. No se trata de igualar al alza o a la baja, se trata de
facilitar a los alumnos los recursos educativos necesarios para que éstos puedan
llegar tan lejos, tan rápido, con tanta amplitud y con tanta profundidad como
le permitan sus capacidades y sus posibilidades (Javier Tourón, 5 de marzo de 2012). Pero, ¿cómo podríamos conseguir todo esto que suena tan bien y que queda
tan bonito?. Algunas de las ideas que se me ocurren pasan por:
-
- Apostar por la prevención ¿Por qué no comenzar a trabajar con un alumno una vez que observamos que algo no va bien en lugar de dejarlo para el momento en el que tenemos un diagnóstico? ¿Por qué, en muchos casos, hasta que no se tiene una “etiqueta” firmada y por escrito no se puede comenzar a ofrecer a ese niño los recursos que necesita para avanzar?
- Mayor formación y concienciación, y a veces compromiso, por parte de la comunidad educativa, sobre todo, de aquellos que no son especialistas, en materia de necesidades educativas especiales y/o Dificultades de aprendizaje.
- Aumentar los recursos humanos y materiales en pro de una mayor y mejor atención de los alumnos con dificultades de distinta índole. Para mí implicaría:
o
Por un
lado, la presencia obligatoria, y por ley, de especialistas (PT y AL) en todos los
centros educativos, independientemente de su titularidad (públicos, concertados
y, por descontado privados).
o
Por otro lado, la presencia obligatoria, y por
ley, de la figura del Orientador Educativo para todas las etapas educativas que
oferte un centro, y no sólo en los de titularidad pública. Muchos sabemos que
en muchos colegios concertados hay un orientador para la etapa de Educación
Secundaria, pero para las etapas de Educación Infantil y Educación Primaria, la
orientación educativa se deja a merced del Orientador del EOEP de zona (que
sólo puede acudir al centro una vez en semana) o a merced de que el director de
turno decida o no “contratar” a un profesional para dichas etapas o a un
profesional que abarque su atención a todas las etapas que ese centro oferta.
o
Todo esto no puede desvincularse de un aumento
del número de las horas que los especialistas pudieran dedicar a los centros y, por ende, un aumento de los recursos humanos para hacer frente a esa demanda
real. ¿Es suficiente con contar con ALs
y PTs que tienen lista de espera o que
están saturados porque atienden 2 o 3
tres centros educativos?, ¿por qué no un AL y un PT por centro? ¿Es suficiente
con que el orientador acuda un día en semana al centro educativo?, ¿es
suficiente que el orientador pueda asumir únicamente funciones de orientación,
evaluación y diagnóstico?, ¿no sería muy positivo que estos profesionales
pudieran además hacer una labor de intervención
en aquellos aspectos que pueden también interferir en los aprendizajes y, ante
los que los PTs y ALs no pueden enfrentarse, por no ser los profesionales
indicados, dado que, en principio, no tienen ese perfil psicológico o
psicopedagógico necesario para atender ciertos problemas?
o
Cuando a nuestros representantes se les llena la
boca diciendo que se garantiza la libertad de los padres a elegir el centro
educativo que quieren para sus hijos, yo me pregunto, ¿de qué padres?, ¿de los
que cuyos hijos no tienen ningún tipo de dificultad? Pongamos por caso que unos
padres tienen mayor predilección hacia la escuela privada (opción perfectamente
válida y respetable) y deciden escolarizar a su hijo en un centro privado. Esos
padres no tienen ese supuesto derecho a elegir el centro que quieren para sus
hijos, ya que, es altamente probable, que en ese centro privado, les “inviten”
a llamar a otra puerta, o en caso de estar ya escolarizado, a salir por ella,
porque, claro, ese centro que es “excelente”, no tiene “medios” para atender a
aquellos alumnos que tengan más dificultades. ¿Cómo solucionamos esto?.
- Un aspecto que se antoja indispensable es la reflexión sobre qué entendemos por excelencia. ¿Excelencia sólo implica situarse en un buen puesto en el ranking de las calificaciones de selectividad y que el centro educativo adopte un sistema biligüe de inmersión o subinmersion (dpendiendo del caso)? ¿No es excelencia que un alumno con discapacidad pueda aprenda a leer o que un alumno con déficit de atención consiga los objetivos propuestos para su nivel y edad porque se ponen en marcha, y a tiempo, las adaptaciones y apoyos que necesita, y además se entiendan sus dificultades?, ¿Esos colegios que son supuestamente los “mejores” trabajan con alumnado diverso o se quedan sólo con lo mejor de cada casa?. Acepto que habrá algunos colegios que cuenten con alumnos con dificultades importantes, pero ¿cuántos?. ¿Es incompatible un sistema exigente para aquellos alumnos en situación favorable y, al mismo tiempo, un sistema adaptado para aquellos que lo requieren?.
- Por último, sería de gran ayuda proponer y seguir impulsando proyectos educativos para el fortalecimiento del vínculo familia – escuela, en busca del objetivo común.
.........y para vosotros, ¿qué es la excelencia?
Muy buena entrada, María José. Para mí la excelencia también pasa por una mejor atención a la diversidad e intervención psicopedagógica.
ResponderEliminarGracias Alberto por tu comentario y participación en el debate. En efecto, ¿será posible que algún día se publiquen listados de los 100 mejores centros, que adoptan sistemas flexibles en los que, ADEMAS de sus buenos resultados en bilingüismo y selectividad, puedan presumir de resultados excelentes en atención a la diversidad?
ResponderEliminarMe ha encantado tu entrada María José. Creo que abre un mundo de posibilidades de las que habría que debatir y reflexionar muy seriamente. En cada una de las que explicas, se encuentra el verdadero triunfo de la educación. Una educación con igualdad de oportunidades.
ResponderEliminarGracias Ruth por visitar la entrada y por tu comentario. Un saludo
ResponderEliminarMuy interesante tu aportación María José.... Pena que, tal vez, quienes gestionan y deciden cuestiones que harían posible lo que mencionas no lo perciban así.
ResponderEliminarFelicidades por tu blog